«El interés de Al caer el sol no recae únicamente en la trama de la novela o el análisis interno de los personajes, independientemente de las dificultades que cada uno protagonice, sino en la cercanía de las autoras con estos problemas. Problemas que han acuciado siempre, y seguirán haciéndolo, a los jóvenes, porque más allá de los temas expuestos abiertamente en la terapia, el libro ahonda en una necesidad común de búsqueda de uno mismo, en el miedo a la pérdida y la incertidumbre de lo que está por venir cuando aún se es joven, algo que todo ser humano experimentó en cierto momento, pero que con el transcurso de los años, parece irse mitigando».
Con Malas Artes
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